Hoy el día ha amanecido espléndido, con un sol radiante. Hemos bajado a desayunar y coger fuerzas para las visitas de hoy.
Cogiendo la carretera GU-127 que linda paralela a la vía del tren Madrid-Barcelona y a unos 30 km. de Siguenza, ya en la provincia de Soria, hemos llegado a la villa de Medinaceli.
A 1.200 m. de altitud, en sierra Ministra, se encuentra Medinaceli, Occilis para los celtiberos, Mediolum para los romanos y Medinat Salim para los árabes.
El arco del la foto es una de las grandes obras conservadas, es el único en España de triple arcada. Dado que tenía que ser visto desde la vía que pasaba en dirección a Caesaraugusta (Zaragoza), sus dimensiones son enormes.
Con un pasado con tanta historia, en muy normal que mantenga joyas arquitectonicas a lo largo de su perímetro amurallado, como su arco romano del Siglo I, y más de 70 casas blasonadas. Sorprende también por su belleza la Magna Plaza Mayor donde podemos encontrar el palacio de los Medinaceli, con su escudo ducal derruido, y ahora reconvertido en museo. Es un pueblo tranquilo, muy tranquilo: Mientras caminábamos por sus calles tan sólo nos acompañaba el sonido de nuestros pasos sobre los adoquines de la calzada y el trino de los pájaros. La dueña del restaurante donde hemos comido se quejaba de falta de coches en la villa: Cosas del la crisis, pero qué placer para visitantes madrileños como nosotros, hastiados de asfalto y bocinazos.
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La
puerta Árabe o puerta de la Villa es el acceso de poniente a Medinaceli, junto
a ella se establecian en numerosas ocasiones mercados dada la escasez de
grandes espacios dentro de la ciudad. Durante su vida ha sufrido numerosas
reformas lo que ha ocasionado que su aspecto actual no sea el original, la
última reforma data de 1.969.
De
camino a Siguenza para dirigirnos a Palazuelos hemos hecho parada en la estación de Torralba del Moral. El
motivo, muy sencillo, me gustan los trenes por lo que se hacía necesario hacer
una visita a esta estación, desierta en aquel momento. Un poco perdidos para
encontrar la carretera que nos conduciría a Palazuelos hemos aprovechado para
ver también la estación apeadero de Siguenza, donde un tren de mercancías sin
parada nos ha sorprendido por la velocidad y fuerza de estas locomotoras.
Palazuelos
se asienta entre los pasos de los rios Salado y Henares, fue asentamiento
prehistórico y en su cerro se ha localizado un yacimiento celtíbero.
Su
castillo de propiedad privada, fue terminado de construir por Pedro Hurtado de
Mendoza, hijo del marques de Santillana.
El pueblo de
Palazuelos es también conocido como la pequeña Ávila,
su perimetro amurallado es de lo más interesante para el viajero que se adentre
en la Ruta de Don Quijote.
Calles estrechas y
empedradas, con casas de priedra y ventanas enmarcadas por travesaños son el
paisaje de este lugar, uno de esos donde a uno se le olvida en qué siglo está.
El que la muralla esté derruida es una pista que nos indica que no estamos en
el S. XV, pero hay pocos más. Por sus calles hemos podido deleitarnos con el
aroma que desprenden las chimeneas, que aún no siendo necesarias en este día de
sol hacen de este rincón algo especial.
De vuelta a
Siguenza nos hemos sentado en las tan codiciadas terrazas de los bares, cuando
los primeros rayos de sol primaverales surcan los cielos desde el espacio
para bañarnos con la luz y su calor. De tan a gusto que se estaba y por el
cansancio de la caminata hemos repetido consumición, queriendo alargar un
poquito más el merecido descanso. Después, las obligadas compras de los
souvenirs típicos de la zona en una tiendecilla con evocador nombre "Edad
Media".
Mañana de regreso a
la capital haremos parada en Mandayona,
para encontrarnos con el Barranco del Río Dulce.
Bussoni.
Buen comienzo para que los futuros historiadores nos enganchemos al blog.
ResponderEliminarMuy bueno.
Ángel.