Después de tomar el suculento desayuno conteninental al que estamos ya acostumbrados, hemos realizado el check-out y tras trecoger nuestros bártulos, hemos puesto rumbo hacía el pueblo Mandayona, donde esperamos encontrarnos con el Barranco del Rio Dulce.
Tras unos 15 km, hemos llegado a Mandayona y cuál ha sido nuestra sorpresa que no hemos encontrado en él nada relacionado con un barranco excepto el Centro de Interpretación del Rio Dulce, el cual estaba cerrado por lo que no nos han podido informar. La solución, tirar de modernidad, o sea, GPS e internet.
Bussoni.
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