sábado, 24 de marzo de 2012

Medinaceli - Palazuelos

Hoy el día ha amanecido espléndido, con un sol radiante. Hemos bajado a desayunar y coger fuerzas para las visitas de hoy.


Cogiendo la carretera GU-127 que linda paralela a la vía del tren Madrid-Barcelona y a unos 30 km. de Siguenza, ya en la provincia de Soria, hemos llegado a la villa de Medinaceli.
A 1.200 m. de altitud, en sierra Ministra, se encuentra Medinaceli, Occilis para los celtiberos, Mediolum para los romanos y Medinat Salim para los árabes.
El arco del la foto es una de las grandes obras conservadas, es el único en España de triple arcada. Dado que tenía que ser visto desde la vía que pasaba en dirección a Caesaraugusta (Zaragoza), sus dimensiones son enormes.
Con un pasado con tanta historia, en muy normal que mantenga joyas arquitectonicas a lo largo de su perímetro amurallado, como su arco romano del Siglo I, y más de 70 casas blasonadas. Sorprende también por su belleza la Magna Plaza Mayor donde podemos encontrar el palacio de los Medinaceli, con su escudo ducal derruido, y  ahora reconvertido en museo. Es un pueblo tranquilo, muy tranquilo: Mientras caminábamos por sus calles tan sólo nos acompañaba el sonido de nuestros pasos sobre los adoquines de la calzada y el trino de los pájaros. La dueña del restaurante donde hemos comido se quejaba de falta de coches en la villa: Cosas del la crisis, pero qué placer para  visitantes  madrileños como nosotros, hastiados de asfalto y bocinazos.


La puerta Árabe o puerta de la Villa es el acceso de poniente a Medinaceli, junto a ella se establecian en numerosas ocasiones mercados dada la escasez de grandes espacios dentro de la ciudad. Durante su vida ha sufrido numerosas reformas lo que ha ocasionado que su aspecto actual no sea el original, la última reforma data de 1.969.

De camino a Siguenza para dirigirnos a Palazuelos hemos hecho parada en la estación de Torralba del Moral. El motivo, muy sencillo, me gustan los trenes por lo que se hacía necesario hacer una visita a esta estación, desierta en aquel momento. Un poco perdidos para encontrar la carretera que nos conduciría a Palazuelos hemos aprovechado para ver también la estación apeadero de Siguenza, donde un tren de mercancías sin parada nos ha sorprendido por la velocidad y fuerza de estas locomotoras.

Palazuelos
Palazuelos se asienta entre los pasos de los rios Salado y Henares, fue asentamiento prehistórico y en su cerro se ha localizado un yacimiento celtíbero.

Su castillo de propiedad privada, fue terminado de construir por Pedro Hurtado de Mendoza, hijo del marques de Santillana.

El pueblo de Palazuelos es también conocido como la pequeña Ávila, su perimetro amurallado es de lo más interesante para el viajero que se adentre en la Ruta de Don Quijote.

 
Calles estrechas y empedradas, con casas de priedra y ventanas enmarcadas por travesaños son el paisaje de este lugar, uno de esos donde a uno se le olvida en qué siglo está. El que la muralla esté derruida es una pista que nos indica que no estamos en el S. XV, pero hay pocos más. Por sus calles hemos podido deleitarnos con el aroma que desprenden las chimeneas, que aún no siendo necesarias en este día de sol hacen de este rincón algo especial.

De vuelta a Siguenza nos hemos sentado en las tan codiciadas terrazas de los bares, cuando los primeros rayos de sol primaverales  surcan los cielos desde el espacio para bañarnos con la luz y su calor. De tan a gusto que se estaba y por el cansancio de la caminata hemos repetido consumición, queriendo alargar un poquito más el merecido descanso. Después, las obligadas compras de los souvenirs típicos de la zona en una tiendecilla con evocador nombre "Edad Media".


Mañana de regreso a la capital haremos parada en Mandayona, para encontrarnos con el Barranco del Río Dulce.

 Bussoni.

 

1 comentario:

  1. Buen comienzo para que los futuros historiadores nos enganchemos al blog.
    Muy bueno.
    Ángel.

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