Seguimos
descubriendo rincones de este maravilloso país que tenemos llamado España.
En esta ocasión, Pedraza. Al Nordeste de Segovia, encontramos esta pequeña
villa medieval que fue declarada conjunto histórico en el año 1951.
Lo primero y más impactante es la puerta de la villa, única entrada y salida
que tiene el pequeño pueblo, tanto para vehículos como para peatones.
Esta única entrada y salida es un
arco de piedra que data del medievo y era una forma de controlar, los
días de mercado, quien entraba y salía de la ciudad.
Junto a la entrada nos encontramos la cárcel de la ciudad, visitable en
nuestros días. La cárcel del siglo XIII y restaurada en el siglo XVI, en
un principio fue la torre vigía de la ciudad y posteriormente fue
la cárcel de la villa y vivienda del carcelero. Mientras paseamos por ella
la guía nos relata las condiciones de vida de los presos (absolutamente
medievales, hay que decir). Dentro de la prisión había estatus, para
los delitos no de sangre existían unas celdas de madera en las que
apenas entraba la luz pero que comparadas con las mazmorras destinadas a
los delincuentes con delitos de sangre, eran viviendas de lujo. Para que
os hagáis una idea de lo mal que se vivía, los desagües de los
retretes de las plantas superiores iban a parar a la zona baja, donde habitaban
los reclusos más "pecadores". Esto, sumado a que normalmente
los arrojaban al sótano desde una distancia de uno o dos metros, con
lo que era muy normal la rotura de alguno de sus miembros, hacía que la vida de
los presos en las celdas inferiores no durara mucho más de unos días.
El Castillo, una fortaleza del siglo XIII, es visitable, aunque para ello hay que
concertar la visita. En el siglo XVI los Duques de Frías reformaron el castillo
y le añadieron un gran muro defensivo. Del entorno del castillo cabe destacar
el enorme precipicio que lo rodea y que le da un aspecto de más
majestuosidad. En sus calabozos estuvieron detenidos dos de los hijos del rey
Francisco I de Francia, entregados por su padre como rehenes al rey carlos I. Y
una curiosa anécdota que aprendimos en
nuestra visita a la cárcel de la villa: En 1926 el pintor Ignacio Zuloaga
compró el castillo por 13.000 pesetas,
pero puesto que era supersticioso, pagó 13.001. Una segunda versión que
dice que el pintor desembolsó 12.999 pesetas, lo que parece más probable: Se
ahorraba 2 pesetas y no aparecía el número 13.
Castillo |
Plaza del pueblo |
Recientemente
Pedraza vuelve a estar en nuestros televisores gracias al anuncio de la campaña
navideña que todos los años promociona el sorteo extraordinario de la lotería
de Navidad, aunque en esta ocasión el anuncio publicitario no es del agrado de
todo el mundo.
Pasear por
sus calles es regresar a otro mundo. Muchas de sus viviendas han sido
restauradas y en los alrededores vemos los avances de nuestra época, torres de
luz, cables de teléfono, coches… pero en los recovecos de las calles y dejando
volar la imaginación podemos ser capaces de volar a otra época, otro
ambiente mejor o peor pero al menos distinto.
Hasta la
próxima entrada........